sábado, 28 de febrero de 2009

labios que hablan

-Miranda, creo que tus labios quieren descansar. Inmediatamente después los labios de Miranda responden con un tono más agudo que la voz de la misma Miranda –es que quiero quedarme con mi mami- y concluye ella, ya no sus labios –y dijeron los de arriba y los de abajo-.

Piel

Áspera, flácida, reseca, marcada, teñida, con dobleces, blanca, rosa, enrojecida, manchada, caliente, fría, ausente, distante, vacía, con historias.
Piel que marca los años de tu vida no me niegues la caricia ni el beso que te ruego en la caída del día Piel hermosa te inmortalizaré en las caricias del amanecer.

Mentiras piadosas.

-Mentir es un arte.
. .
Mi primera mentira fue “creo en dios padre todo…” a la edad de cinco años, no podía creer más que lo que ordenaban o decían mis padres, ellos me enviaron al catecismo y ahí me enseñaron los dogmas de fe, dijeron que existían divinidades que resolverían mis dudas existenciales que había un solo dios y que podía encargarse de todos los misterios. Después supe que dios eran tres, que tampoco estaba a discusión sino que le llamaban santísima trinidad.
.
Mis padres mentían frente a otras personas, decían que mi hermano estaba muy bien en la escuela, que yo era muy inteligente, que los otros dos eran bien portados y nosotros aceptábamos los halagos.
.
Los maestros nos enseñaban mentiras, me dijeron que había nueve planetas, que había tres estados de la materia, que la Unión Soviética era indivisible, que la perestroika era una marca de zapatos. Fui descubriendo paso a paso, discurso a discurso, semejanzas, señas que me hacían descubrirte mentiroso.
.
Dicen los expertos que si te tocas la nariz estás diciendo una mentira, que si cuando estás en una conversación volteas a la derecha 45° también es una mentira aunque gradual, que si no miras a los ojos mientes, que si te balanceas, que si repites las mismas palabras, que si esto, que si lo otro.
.
De tantas mentiras he aprendido a encontrarlas en los discursos, hasta las más escondidas, hasta las que tú te crees y me cuentas como verdad, todas. Sé que te ríes de mí, sé que te cuesta trabajo entenderme, sé que me tienes desconfianza, sé que me sigues, sé que me fiscalizas y quieres controlarme, sé que escondes el regalo que te di, sé que quieres callarme, sé quién me robó, sé que quieres hundirme, sé que te importo más de lo que crees. Y sin embargo siempre te sonreiré como me enseñó mi padre.
Ileana Cepeda

viernes, 13 de febrero de 2009

Mi Amor

El mes rojo. .
El motel está lleno, la mesa también, el cine no tiene butacas, no hay bancas en la plaza, no hay espacios y tú y yo recorremos las calles de ayer camino a la infancia. .
El mes rosa .
Alegría amarilla. Recuentas los dientes, los espacios y las canciones. Las añoranzas, los momentos y las risas. Ahora nos buscamos las voces y encontramos silencios, ensordecedores ausencias y lamentos de ayer. .
El mes romántico. .
Las flores que me gustan se llaman bugambilias y las flores del crespón. Las serenatas con canciones de desamor. Los chocolates más grandes, sin formas de corazón y sin vinos ni bombones. Los amigos sin regalos. Los crímenes de Max Aub. Las historias de malqueridas. Las rosas en los rosales, los dulces en las dulcerías, los regalos con sus mujeres, las corbatas con sus hombres, los poemas al teléfono, y tu aliento en mi cabeza. .
El mes de febrero .
La tradición obliga a amar más, el mes nos revienta las hormonas y seduce con la cadencia de su nombre, el hecho de pronunciarlo murmura sentimiento. Las serenatas resuenan, las flores abundan, los chocolates se derriten en las bocas y la entrepierna de los enamorados. El mes dejar ver que el amor existe a pesar de la pasión, nos muestra que el amor no condiciona, que el amor no se compra. La espera ha terminado, y todo vuelve a su lugar, cada uno en su espacio.
.
Ileana Cepeda