jueves, 13 de marzo de 2008

Día prieto

Hay días en que mi cuerpo no me responde, mi quijada se intrinca y no bosteza al despertar, mi pie izquierdo toca el piso antes que el derecho y las muecas de mi cara revelan la inconformidad que existo. Tus manos entonces revelan la pretensión e inundan mi extravío. Cómo hacer para amarte esos días, donde mi tarjeta no pasa en las compras, no me han pagado en la secundaria, se rompe mi falda y me dan ganas de alejarme como ermitaño a pensar y aliviarme. Desgraciado carácter, incontrolable y vulnerable.

domingo, 9 de marzo de 2008

Desde el nacimiento de Eos…


Su nacimiento fue luminoso, lleno de luz. Al nacer; una luz fuerte cubrió la sala, tuvimos que cerrar los ojos para que no nos cegara, naciste atrayente y percibida no habían par de ojos que no te vieran. Llegaste con la mañana y nos regalaste cascadas de luz que desbordan por tus ojos. Eos y tú tienen tanto en común (espero que en cuestión de amores seas más decorosa) llevan la luz a cuestas en el rostro, en la sonrisa.

Hace tres años la víspera de la primavera me trajo una alegría. Diferente, distante, alegre, coqueta, atractiva, llamativa, hermosa, inteligente, simpática, hábil, hablantina, pensativa, activa, comilona, tiene una mirada intensa, unos labios deliciosos, canta como sirena y se mueve como una bailarina en el escenario.

Su llegada fue distinta y ella individual, desde hace tres años hasta hoy nos hemos acostumbrado a ella, mi abuelo la admira cada que la ve, predice que será hermosa y además admira sus ojos expresivos y transparentes, mi padre no puede dejar de abrazarla, mi madre la peina con ternura, mis hermanos la avientan y ponen de cabeza cada que la ven, hiram y yo, hemos crecido con ella, “dese uno beso”, nos impone a su antojo.

Miranda, nos ha enseñado a escucharla, entenderla y a compartir su alegría. Si has estado a su lado seguro te ha robado una sonrisa. Sus triunfos los guarda para sorprender al más apático, puede comerte a besos y en un instante decide no darte uno más, puede pedirte que te metas a su casita de juguete y obligarte a hacerte pequeño como ella, te puede despertar de buen humor con un beso o un chiste y comparte contigo su sabiduría sin reparar un momento en guardársela para después, la obstinación la hace perder sus formas pero las recupera fácilmente con una sonrisa.

Sus frases:
“lila”, “Cacos”, “piteto mamos po aquí”, “ponele a co kid”, “e guta e colo chocha”, “etoy opupada”, “ponemelo aquí”, “queco coca”, “estoy pucho peciosa”, “mi capello e pucho lindo”, “e guta lalolos”, “soy una maaina”, “a foles e hace elulular”, “mamá tu ere la buja yo a pichecha y papá e pichipe achul ¡tú atapame!, ¡Pichipe achul ayuya!”, y el príncipe azul la rescata de los brazos asfixiantes de la bruja que no quiere nada, sólo su felicidad.


Ileana Cepeda