lunes, 22 de diciembre de 2008

Cena de Navidad

Camina presurosa a la cocina y comienza preparando la cena delicadamente, se acerca de pronto la hora en que deberá estar lista, comienza por reunir los ingredientes la sal y el pescado eran los elementos principales, comienza lavando el pescado y observa como cae el agua del fregadero limpiándolo cada vez más, lo deja a un lado en un recipiente a que tome su jugo y pierda el exceso de agua. Toma la sal, un kilo y medio, y comienza amasando sintiendo los granos raspando sus manos y resecando su piel, toma el pescado y lo sazona con hierbas que corta de sus plantas aromáticas, algo de laurel, tomillo fresco, mejorana y comienzan a reunirse los aromas de las plantas y el pescado, lo envuelve poco a poco con la sal, una capa sobre otra y otra más, se esmera en que la sal no penetre las espesas escamas del pescado.
Él camina por la avenida con un ramo de flores entre manos. Viste traje oscuro, camisa azul y corbata estampada en colores similares, se detiene frente a una pared y copia el mensaje de acción poética en una tarjeta que guarda dentro de las flores. Sonríe pensando en ella, mientras acelera el paso.
La cena esta lista para cocinarse, el pescado está cubierto en sal, lo resana afanosamente. No permite que exista una sola ranura en la cubierta, lo mete al horno y mientras se encamina en busca del vino. Ella prefiere uno blanco de crianza, pero piensa que a él le gustaría más uno joven, entonces acerca la botella a la mesa que arregla a la perfección.
Él acompaña las flores con chocolates, prepara su boca con un buen aliento refrescándolo con mentas y se acerca a las puertas de su casa. Entra sin llamar porque quiere sorprenderla, camina hasta la cocina.
Ella sentada en la mesa ve como se consumen las velas esperando su llegada. Él encuentra un mensaje en la mesa que dice “tu cena esta en el refri”. Ella, se queda dormida entre los aromas que despide la cocina.
Ileana Cepeda

miércoles, 10 de diciembre de 2008

HASTA EL VIENTO TIENE MIEDO

El viento trae tu nombre en sus dobleces, me envuelve y grita en mi oído las palabras con las que te recuerdo. Mueve mis labios, los abre para que entres y respires en mí, entonces me calmo, me paralizo y tiemblo por ti.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Día del libro

La noche brilla con una sola luz, el día del libro no disfruto de ninguno entre mis manos, llevo mis oídos escuchando las historias que me regala la sonoridad del viento. Los libros que escondes entre tus dedos los mojo con mi lengua y mi habla. Tus dedos se construyen con el tiempo que te grita -ya es tiempo de llenar los espacios vacíos-
Los espacios En el día del libro los carteles de la biblioteca gritan con fuerza “silencio”. Los libros apilados en los estantes uno a uno empiezan a caer. Sus pastas se abren y sus hojas quedaban expuestas gritando con fuerza a unísono “léanme”. Libros y carteles en una lucha interminable gritan en una sala vacía y apática al escándalo.
Las letras Las letras, sílabas, palabras, frases, textos, me invitaron a imaginar y vivir. Caminan enfiladas unas pesadas otras light, corren y se acomodan en las almas desconocidas del personaje que construyen día a día.
Los autores Creadores, semidioses terrenales que construyen y destruyen con la palabra, pensadores anónimos que desaparecen poco a poco en la construcción de cada página del libro siguiente, hombres y mujeres que se quedan desnudos cuando nos otorgan su pensamiento. Encantadores de humanos que bailamos con su música.
Los lectores Esperan ansiosos el descubrimiento del espacio y tiempo donde nos encontraremos construyendo nuestra historia. Cada libro complementa el slot que va dejando la vida en su cotidianeidad.

martes, 7 de octubre de 2008

La ciudad despierta

Hoy la ciudad se levantó con otro muerto y con más naciendo. Uno menos y muchos más. Mi cuerpo se aleja de las noticias y se pierde donde abandonos y encuentros suceden a cada hora. Comienzo la rutina en medio de adolescentes gritando y aplaudiendo fuerte. Me pierdo en la ciudad. Navego más adentro. Hay más gritos, más vivos, más muertos, más esquinas que me esperan a desayunar un café con croissant. Yo simplemente desayuno y la tomo para mí.

viernes, 12 de septiembre de 2008

¿La independencia?

Hoy acudí a una asamblea cívica en la escuela de mis hijos. El dire, alzó la bandera la ondeaba y movía por entre el aire. La bandera más bonita del mundo en manos de un profe vestido de traje oscuro y camisa azul. Los demás éramos alumnos y padres de familia; atónitos veíamos el hermoso baile que desencadenaba la bandera, canto de sirena, nos sentíamos exaltados de estar ahí presenciando el espectáculo, las nubes explosivas enmarcaban la fiesta y permitían hermosas fotografías dignas de concurso. La bandera se detuvo y dio paso a bailables típicos, desfiles de ¿Adelitas?, un niño disfrazado de ¿vaquero?, Doña Josefa con un postizo "made in china", la multitud de disfraces de Wal Mart desfilando, la bandera se inquieta, se detiene y llora, pocos nos damos cuenta, agacho la mirada, mientras levanto el pantalón de Marcos que cuando se agachó se alcanzó a ver el elástico de las trusas que decía Calvin Klein.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Treinta y tres

Hace años, hace algunos años hice esta sentencia “a los treinta y tres, moriré o seré feliz”.
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Todavía no logro ninguna de las dos, pero espero cumplir la segunda y que para ese día si el clima me ayuda un poco y cae un chubasco de aquellos, tal vez, seré feliz. ¿Por qué? Me preguntan al lado, les contaré un pedacito de mi descontrolado, incompleto, desubicado y extravagante ser. .
Iba día a día a la primaria cargando mi pesada mochila, tenía que cruzar la colonia Moderna o pedirle raid al ruta Moderna para que nos acercara (a mis hermanos y a mi) a diez cuadras de mi casa. Los traslados eran cansados sobre todo si tomamos en cuenta que salíamos a pleno medio día y con la barriga vacía. Pero había días en que la salida de la primaria se iluminaba y brillaba hasta deslumbrarme, mi cara que arrastraba siete u ocho se llenaba de carcajadas y corría a la reja aventando mi mochila; ahí estaba él; alto, altísimo, cabello oscuro, ojos grandes y brillantes, barba, elegante, sonriente y siempre con los brazos abiertos hacia mí. Me cargaba, se colgaba mi mochila y la de mis hermanos, y nos acompañaba a casa. .
Los durmientes de las vías del tren, tomaban historias que nos contaba en el camino, andábamos entre las vías y recogíamos piedritas que después las convertíamos en juguetes, las salidas de la escuela se volvían una aventura a su lado, yo era su princesa cargada sobre los hombros del rey. Era el orgullo de mi madre, su preferido, espiritual, inteligente, amoroso, filósofo, aviador, contador de historias, confidente, mi madre sólo era feliz a su lado.
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Nunca supe si mi madre era en realidad adivina o mi tío le avisaba, pero lo esperábamos cuando ella tenía sobresaltos de presentimiento, decía que sentía cuando iba a venir. Horas antes de que llegara le gustaba inquietarnos y nos decía prepárense que viene tu tío Lupe, no pasaba ni media hora cuando su silueta se presentía en la ventana de la puerta. Tocaba de una forma singular y sabíamos que era él; a lo que mi papá afirmaba –eres una bruja- y mi madre sonreía y servía las gorditas de azúcar que le había preparado.
Mi tío tenía una libreta pequeña, que cada vez que llegaba a la casa me leía, en ella escribía todas las palabras que escuchaba y no entendía, después las buscaba en el diccionario y se las aprendía con su significado, un día le dije –estás haciendo un glosario-, -un qué- respondió, mientras anotaba glosario en su libreta. Algunas palabras no me interesaban pero otras sí (me gustaría tener esa libreta), decía mi papá que hasta maldiciones anotaba en esa libreta; lo que pasa es que mi tío era tan inocente que no se sabía muchas maldiciones. .
Le interesaba la religión y de pronto era budista, se rapó el pelo y se exilió, dejó a su familia, decidió abandonar lo terrenal y se desprendió de cuanto poseía; de pronto se dio cuenta que el Dalai Lama, tenía oficina y no prestaba el teléfono, además que le cobraban cuotas y las túnicas eran demasiado transparentes, abandonó el budismo y se convirtió al hinduismo; de ahí, salió muy lastimado. .
Trabajó para el aeropuerto y ganó un viaje en avión ida y vuelta a cualquier parte del mundo; eligió, la India. Tomó sus maletas y dispuesto a conocer el mundo y sensibilizarse se fue, regresó más delgado, llorando, desolado, enfermo, contagiado del desanimo de la India de los años ochentas, regresó y siguió los pasos de su esposa fue Mormón. .
Un día jugábamos en el patio de la casa, y mi madre entró en los brazos de mi papá, y él, sólo nos dijo; -hagan silencio que a su mamá le duele la cabeza-. Nos habíamos acostumbrado a jugar entre los ataques de migraña de mi madre y los sueños de mañana de mi padre. Desde ese día mi tío no volvió. .
Veíamos a mi madre triste y cuando le preguntábamos por mi tío sólo se ponía a llorar, un día seguramente cansado de tanta insistencia, mi padre nos dijo: -su tío ya se murió-, no lo recuerdo bien, pero tal vez así pasó. .
Desde ese día hasta hoy, me resisto a creer que este muerto, nunca lo vi morir, no nos invitaron a enterrarlo, no lo vi en el hospital, no creo que haya muerto, lo veo de pronto en la cara de un indigente, sobre el coche de un señor de barba cerrada, lo escucho en la voz de mis amigos, algunas veces mi corazón habla como él, he seguido sus pasos, he escuchado sus consejos, su ausencia me permitió idealizarlo y su muerte inmortalizarlo, él me aconsejó estudiar filosofía, él me dijo que fuera maestra, él me autorizó casarme, él me permitió amarte tanto.
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Él murió a los treinta y tres años, así que le prometí alcanzarlo salvo la siguiente excepción o cobardía; sólo que si a esa edad era feliz, me convertiría en mundana por muchos años más.

domingo, 6 de julio de 2008

Domingo de Wimbledon


Nadal, nos regala un domingo de sorpresas, aunadas a la esperanza del joven ganándole al experto.


El juego se interrumpió dos veces por la lluvia y fue hasta el quinto sets que Nadal vence a Feder, en lo que es su primer título como campeón en Wimbledon. Después de una caída que significaba, mengua y desfallecimiento, cuando algunos lo daban por perdido, Nadal sacó la fuerza aunada a la técnica que le ha dado la experiencia. Jugó el juego "perfecto" como lo había anunciado, nos regaló un domingo de emociones, altibajos de montaña rusa, expectantes al joven. Llenó la pantalla de luz con su giño y gesto de entrecejo, la condición de campeón denotó sus acciones en cada uno de sus tiros, el nerviosismo en sus manos, en los saques. El sincretismo de la seguridad con el misticismo de su singular seña al sacar. En fin, gané una apuesta, aposté al débil, al perdedor, al joven, al que no había ganado. Ya lo ven también los que perdemos podemos ganar alguna vez. Gracias Nadal por llenar el domingo de alegría.


martes, 1 de julio de 2008

ZOMBIS

Voy sobre la calle Juárez entre una multitud de zombis. Se mueven lentamente atentando a los coches, no respetan las luces del semáforo, no alzan la mirada. Clavan sus garras en las aceras a las que se aferran afanosamente. Sus cuerpos se arrastran por el piso y su alma se ha alejado demasiado. Cuando voy por esta calle, recuerdo mi juventud de preparatoriana y las experiencias de un grupo de tres jovencitas y un chico que formábamos un equipo para todo. Nos costeábamos el almuerzo a base de pedir dinero, vender pertenencias o sólo pedíamos un taco, Bibi era la encargada de pedir las tostadas, íbamos al mercado Juárez y pedíamos padecería de tostadas, Adriana pedía las aguas, o el jugo (uno para las tres) yo sólo me comía todo. Cuando traíamos dinero íbamos al "Pez que Fuma", una cafetería que estaba por Washington y cuando era quincena Adriana nos invitaba a "La Cabaña" una cafetería que estaba en el otro costado de la prepa uno, esa cafetería era nuestra preferida, teníamos una mesa donde siempre nos sentábamos y mi lugar estaba junto a la ventana de donde podía verse el reloj de la iglesia del Roble, siempre se me hacía tarde viendo el reloj. Dentro de la prepa estaba la cafetería, pero quedamos vetadas desde el primer semestre por andar organizando apuestas en los juegos de futbol; así que pocas veces íbamos y lo hacíamos sigilosamente. Recuerdo que en la plaza frente a la prepa había una fuente grande con los bordes en color azul. Cada que cumplíamos años aventábamos a la cumpleañera y salía toda mojada. En una esquina de la plaza junto a los teléfonos públicos había un gran árbol cercado por una jardinera que servía de asiento a los paseantes y alumnos de la prepa, además tenías la música de fondo de las tiendas de discos que había enfrente, junto al cine Juárez. El chico que atendía la tienda era conocido nuestro, le pedíamos que cuando estuviéramos en el árbol nos pusiera canciones del TRI, lo hacía metódicamente cada que estábamos Gerardo y yo sentados bajo la sombra del árbol y a todo pulmón coreábamos "las piedras rodando se encuentran y tú y yo algún días nos habremos de encontrar…" El aula Magna sigue ahí, aunque con más guardias, hace poco quise entrar y me detuvieron para preguntarme a qué iba, cuando les dije que a ver me negaron la entrada. Hace años era nuestra cabina preferida, entrabamos y hacíamos llamadas de un teléfono, que estaba bajo las escaleras entrando a mano izquierda, no sé porque razón pero el teléfono que parecía público siempre tenía línea y nos metíamos a hablar, nunca nadie nos detuvo, porque no había vigilancia, éramos dueñas de aquel recinto, conocimos todos los rincones y pasillos del teatro, además tuve una presentación con el grupo de danza contemporánea de la prepa en ese lugar; recuerdo que Bibi, Adriana y Gerardo estaban en primera fila y aplaudieron mi solo, aunque sabían que moría de nervios. La prepa ya no es prepa, las cafeterías ya no existen, hicieron con ellas un estacionamiento y una extensión de Filosofía y Letras; los dependientes de los locales del mercado ya no están, mi amigo el de los discos no volvió a tocar al TRI, la fuente y el árbol desaparecieron con un macro estacionamiento que nadie usa, al cual dejaron con el piso muy alto y luego con una presuntuosa ingeniería lo bajaron unos centímetros. Bibi creo que vive en Santa Catarina casada y con un hijo, Adriana se casó hace cinco años y no la volví a ver, Gustavo dejó el Futbol Americano, ahora es comandante y lo encontré hace meses en Galerías con una rubia exuberante. De todos mis recuerdos busqué a los peatones de la calle Juárez de hace 17 años y no los recuerdo, quizá desde entonces Juárez atrae a los zombis, quizá al transitar Juárez entre Washington y 5 de Mayo las almas se alejan y los cuerpos se arrastran.

martes, 29 de abril de 2008

Mi niñez, cirugía de vida:

De niña, me invadieron las sonrisas, el cariño de mi familia y las constantes travesuras con mis hermanos. Mi madre en un afán de retener el tiempo tiene un baúl donde guarda los dientes de leche, la moneda que se trago mi hermano, el gancho que se enterró en la oreja, y un apartado para mis travesuras:

Cuando nací mi mamá lloró de emoción; había anhelado tener una niña que vio cumplido su sueño, bueno eso me cuenta a manera de chantaje para que me maquille más, me deje peinar o deje de agarrar a patadas a mis hermanos. Soy la segunda de cuatro hermanos todos varones (incluyéndome). Mi madre fomentó siempre juegos de niña en mi formación, al darse cuenta que su niña era salvaje y se trepaba al árbol de aguacate del patio, más rápido que sus hermanos. En un arranque por feminizarme le dio por comprarme una colección de muñecas barbie, me obligó a jugar con ellas y de pronto, casi estaba con el psicólogo pues a todas las muñecas les faltaban los pies, al parecer un monstruo se los había arrancado a mordidas. Mi madre espantada fue a dar al médico pidiéndole un diagnóstico para su hija rara, de evidencia llevaba un montón de muñecas sin pies, desnudas y todas despeinadas, (creo que desde ahí me simpatizaron los médicos) la respuesta fue, que sólo era una resistencia a la obligación de jugar con algo que no quería. Todavía tiene mi madre unas cuantas muñecas sin pies que ahora que las veo, si me doy miedo.

Tenía el afán de buscarle a las cosas la explicación de su existencia. Un día desarmé mi bicicleta vagabundo y pesé cada uno de los tornillos pues quería saber el peso de cada parte de mi bici desarmada, claro que se me perdieron un montón de tornillos y jamás la pude volver a armar. Después mi papá me compró los tornillos que me faltaban y antes de armarla la pinte toda de rosa para que mis hermanos no la agarraran y la armé de nuevo. El resultado fue que a mis hermanos no les importaba andar en la bici rosa por toda la colonia y a mi me chocaba ese color; así que jamás me volví a subir en ella.

Una temporada me dio por recortar todo lo que encontraba, y entonces mi casa se llenó de agujeros por todos lados. Dice mi mamá que fue mi época de soledad; ya que me escondía para recortar y podía pasar horas sola recortando medias, calcetines, blusas, cortinas y demás. De esa travesura queda un calcetín de mi hermanito sin la parte de los dedos.

Dentro del baúl de mis cosas de niña, me encontré también un pedacito de papel. Enroscado y envuelto en otro papel se encuentra, un pedazo de envoltura de caramelo. Dice mi mamá que un día me lo metí en la nariz y tuve que ir al hospital a sacármelo. Meses después fue un fríjol, también en la nariz y también se encuentra en el baúl.

En fin, el olor del baúl, las cosas viejas y los dientes de leche me hacen recordar que me encanta mi estado permanente de niñez, la visión del mundo con los ojos de la inocencia puede ser un placebo para los malos momentos. Creo que soy la niña que he detenido en este cuerpo, espero que nunca me deje porque la extrañaré mucho. No te vayas Sulianita.

jueves, 13 de marzo de 2008

Día prieto

Hay días en que mi cuerpo no me responde, mi quijada se intrinca y no bosteza al despertar, mi pie izquierdo toca el piso antes que el derecho y las muecas de mi cara revelan la inconformidad que existo. Tus manos entonces revelan la pretensión e inundan mi extravío. Cómo hacer para amarte esos días, donde mi tarjeta no pasa en las compras, no me han pagado en la secundaria, se rompe mi falda y me dan ganas de alejarme como ermitaño a pensar y aliviarme. Desgraciado carácter, incontrolable y vulnerable.

domingo, 9 de marzo de 2008

Desde el nacimiento de Eos…


Su nacimiento fue luminoso, lleno de luz. Al nacer; una luz fuerte cubrió la sala, tuvimos que cerrar los ojos para que no nos cegara, naciste atrayente y percibida no habían par de ojos que no te vieran. Llegaste con la mañana y nos regalaste cascadas de luz que desbordan por tus ojos. Eos y tú tienen tanto en común (espero que en cuestión de amores seas más decorosa) llevan la luz a cuestas en el rostro, en la sonrisa.

Hace tres años la víspera de la primavera me trajo una alegría. Diferente, distante, alegre, coqueta, atractiva, llamativa, hermosa, inteligente, simpática, hábil, hablantina, pensativa, activa, comilona, tiene una mirada intensa, unos labios deliciosos, canta como sirena y se mueve como una bailarina en el escenario.

Su llegada fue distinta y ella individual, desde hace tres años hasta hoy nos hemos acostumbrado a ella, mi abuelo la admira cada que la ve, predice que será hermosa y además admira sus ojos expresivos y transparentes, mi padre no puede dejar de abrazarla, mi madre la peina con ternura, mis hermanos la avientan y ponen de cabeza cada que la ven, hiram y yo, hemos crecido con ella, “dese uno beso”, nos impone a su antojo.

Miranda, nos ha enseñado a escucharla, entenderla y a compartir su alegría. Si has estado a su lado seguro te ha robado una sonrisa. Sus triunfos los guarda para sorprender al más apático, puede comerte a besos y en un instante decide no darte uno más, puede pedirte que te metas a su casita de juguete y obligarte a hacerte pequeño como ella, te puede despertar de buen humor con un beso o un chiste y comparte contigo su sabiduría sin reparar un momento en guardársela para después, la obstinación la hace perder sus formas pero las recupera fácilmente con una sonrisa.

Sus frases:
“lila”, “Cacos”, “piteto mamos po aquí”, “ponele a co kid”, “e guta e colo chocha”, “etoy opupada”, “ponemelo aquí”, “queco coca”, “estoy pucho peciosa”, “mi capello e pucho lindo”, “e guta lalolos”, “soy una maaina”, “a foles e hace elulular”, “mamá tu ere la buja yo a pichecha y papá e pichipe achul ¡tú atapame!, ¡Pichipe achul ayuya!”, y el príncipe azul la rescata de los brazos asfixiantes de la bruja que no quiere nada, sólo su felicidad.


Ileana Cepeda

jueves, 21 de febrero de 2008

Canción de cuna

El eclipse lunar me hace recordar tu mágica llegada, la luna enorme con colores fantásticos me llevan a la sala donde te conocí, llegaste y tras de ti estaba ella esperándote, “quería llevarte” –vengo por él, lo esperamos mucho tiempo y lo llevaremos ahora. Te escondí de inmediato y desde entonces vives en mi anonimato, escondido en otros nombres y expectante a su regreso. Ayer mientras veíamos la luna llena, dormías entre mis brazos y sonreías atento a tu día. Ayer preguntaste si nunca nos separaríamos y no supe responder, algún día llegará la chacala mujer-perro que estaba en tu nacimiento y querrá llevarte a reinar su trono a cumplir tus compromisos y entonces no tendré más que soltar los brazos y abandonar ese cuerpo que creció tantas veces dentro de mi. Gracias por nacer de mí. Te amo

domingo, 10 de febrero de 2008

las olas rompen en tu pecho doliente, las muecas escapan de tu rostro, la vergüenza y el decoro las maquillan, el dolor asoma por tus ojos.

domingo, 3 de febrero de 2008

Cinco días de reposo.

Mi voz no me acompaña en este texto, acostumbro leerme en voz alta y ahora no lo puedo hacer pues ha desaparecido, dice un gnomo que tenemos en casa que se ha ido al agujero negro a donde se van las cosas que se pierden y nunca más las encuentras, como las llaves, el otro par del calcetín, las cucharas y los cortauñas, de pronto un día no los vuelves a ver pero están ahí en el agujero negro de los gnomos. Una hada madrina con risa de bruja, dice que la malvada bruja mayor me la ha robado y que le dará un buen regalo ya que mi voz es muy fastidiosa y a veces no para de emitir chillidos. La princesa me dice que tengo una infección en la garganta, que tengo que ir al médico e inyectarme y entonces me pondré mucho mejor.
No he buscado mi voz, no he metido la mano al agujero negro, no he peleado con la bruja mayor para recuperarla, ni he ido al médico y lo de las inyecciones lo considero imposible. No estoy segura de querer recuperarla. Mi voz es media, es decir ni grave ni aguda, bueno es media aguda o media fastidiosa o fastidiosa entera, eso me dijeron cuando estaba en secundaria e hice una audición para entrar al coro. Nos llamaron a las chicas del salón, nos formaron en línea y nos pusieron a cantar “cielito lindo”, la maestra pasaba al frente de la línea deteniéndose y moviéndonos como piezas de ajedrez y entonces me colocó en la fila de la voz media, ahí supe que mi voz era media, después volvimos a cantar. Estaba realmente inspirada creo que hasta cerraba los ojos cuando cantaba “ese lunar que tienes cielito lindo junto a la boca…”, entonces la maestra volvió a pasar junto a las filas y se detuvo un momento junto a mi, puso cara de espanto me tomo del hombro y me dijo –vete a tu salón… ¡pero ya!- , salí con cara apenada y sin ganas de llegar al salón, me senté en las escaleras esperando que saliera una compañera más, mientras esperaba pensaba en la posibilidad que mi voz cambiara algún día como la de los varones, esperanza que sigo esperando. Hoy que mi voz esta perdida espero que regrese a mi con otro color, otra tesitura, diferente por el bien de los que me escuchan.

domingo, 20 de enero de 2008

Las Tías Treviño

Llega temprano la tía Petra y comienza la letanía de los chismes familiares, antes de que lleguen las demás y puedan escuchar lo que no deben, -ay ya ves que esa Nena es tan chismosa Mindita, que no se puede hablar nada en frente della.
Las tías Treviño tienen las formas de Pesquería, caderas anchas, pompas abultadas, labios pequeños, y al chismear, usan un caló muy especial, alargan la última sílaba de las palabras y la sostienen interminablemente como si quisieran que la conversación permaneciera estática, inmóvil y sin tiempo. A las tías Treviño, no les preocupa el tiempo, pueden tardarse horas hablando y siempre se les hace tarde, así como siempre llegan tarde, la única tempranera es la Tía Petra. Ella a diferencia de todas, siempre a tiempo, bañada y estrenando.
-Pos sí, pos te la pasas pegada en la máquina cosiendo, pero así has de ver dejao el piso lleno de hilachas- le dice la tía Leto que va llegando apresurada y con ollas de comida, -pa que hacías tantos tamales si nomás somos nosotras-, -pos pa que no digas que soy bien pichicata. La tía Leto llega con la tía nena, así que se acaba de cebar el último chisme de la tía petra. La tía Petra quedó viuda cuando tenía veinticinco años, dicen que el marido antes de morir le advirtió que no debía ser tocada por otro hombre, de lo contrario vendría del más allá a llevársela y torturarla. Así que después de su muerte, se encerró con sus tres hijos en la casa y no salía ni a los mandados, cuando tenía necesidad de salir, se tapaba completamente y sólo se le veían los ojos. Dicen que era hermosa, pero tenía tanto miedo de su hermosura que prefirió esconderla, a estar tentando a los hombres a mirarla y como enseguida de su casa había una cantina siempre había una mirada libidinosa esperándola. Conforme pasaba el tiempo, su cuerpo fue transformándose hasta que no quedaron ya vestigios de la belleza olvidada y pudo entonces exhibir su vejez y su fealdad. Tuvo dos hijas y un hijo.
Carmela, su hija mayor se casó con Juvenal y tuvo cinco hijas, todo estaba bien hasta que Juvenal se enamoró de una mujer más joven y la dejó, mi tía Carmela me caía bien, pero después de que la dejó Juvenal se transformó y de un día para otro no paró de hablar, era tan fastidioso estar con ella, porque nunca se callaba. Tengo tiempo que no la veo pero dicen que vive sola con su perico, que como puede se tapa los oídos para no escucharla; es más si pasas por su casa puedes ver las palabras saliendo por la ventana de la casa de la tía Carmela, escapando porque ya no caben más.
Panchita es la otra hija, ella se enamoró de su primo, se iban juntos y dicen que se amaban en el río, en la azotea, en el patio, hasta que un día los cacharon en la sala de la casa de la tía Petra y decidieron separarlos por aquello de los hijos malos y todo eso. Desde entonces no se vieron, hasta hace unos días que la esposa del primo murió y la tía Panchita se presentó en el velorio y con ramo de flores y ...
Tito, es el único hijo de la tía Petra, dicen que es joto, hace poco lo dejó la esposa. Ella
andaba haciendo ventas a domicilio y se encontró a su ex novio en una de las casas que tocó, se citaron, se contaron sus penas y decidieron escapar juntos. Así un día se escaparon, rentaron una casa y dicen los vecinos que tienen que dormir en la azotea, por miedo a que en la noche entren los respectivos esposos a molestarlos.
La tía Petra, estira a mi mamá para el patio y le murmura, -viste a Leto lo que me dijo nomás llegando, “...pa que no andes diciendo...”, ahí Leto es tan repuniosa que arranca el pedazo nomás de oirla-.
La tía leto…

viernes, 11 de enero de 2008

Días de enero

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Las aceras de la ciudad se cubren del mar inexistente, lo beben sedientas; en esta ciudad donde abunda el gris, donde no hay tierra fresca en la cual esconder el hueso para mañana, es difícil predecir. Será el primer año que haga un propósito, no esta resuelto, no esta terminado se construirá en meses quizá uno, quizá doce, lo esperaré con la esperanza que levita, se esfuma y se pierde en el humo de la gran ciudad que asfixia y duele, esperaré el futuro con la esperanza del perro que rasca la dureza de la acera esperando encontrar la tierra que perdió, donde encontrará su espacio, donde encontrará la esperanza.

¿La esperanza de Enero?

Enero, es el momento de las promesas; los recuentos pasaron en diciembre hoy, revisaremos los errores, nos prometeremos nuevos proyectos. Tal vez los registremos para no olvidar, tal vez llenemos la agenda augurando cumplir uno al mes; no sé, pero creo en la improvisación del destino, en la emoción del presente, en la tentación del ahora y del nunca.

Feliz Año ánimo.


Ileana Cepeda